¿Qué es la Salmonella y cuáles son sus características?

La salmonelosis es una de las infecciones alimentarias más habituales. Mantener unos niveles adecuados de higiene y preparación de alimentos es la clave para evitar su aparición.

El asunto puede sonar feo si decimos, así de entrada, que la Salmonella es una bacteria de la familia Enterobacteriaceae y que son bacilos gramnegativos intracelulares. Pero, aunque tanto nombre técnico pueda asustar un poco, lo cierto es que la cosa no es tan grave como pinta.

En este artículo vamos a repasar sus características principales, en qué alimentos suelen aparecer de forma más habitual y cuáles son las recomendaciones básicas para evitar su propagación. Y no te preocupes: lo haremos todo sin que tengas que volver a tirar de diccionario médico para entender una de cada tres palabras.

Las características de la Salmonella

Comencemos, antes de nada, con unos datos que ilustran por sí solos cuán habitual es esta bacteria en nuestras vidas: la salmonelosis es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas a nivel mundial, y la primera en lo que respecta a brotes alimentarios en la UE.

Ambos datos serían más preocupantes si no fuese porque la salmonelosis suele tener unas consecuencias relativamente leves. Los síntomas de la enfermedad provocada por la salmonela suelen aparecer entre 12 y 36 horas después del contacto con la bacteria, y entre ellos se incluyen fiebre, dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, cefalea y otros síntomas sistémicos. Su duración habitual oscila entre los dos y siete días, y no es necesario un tratamiento específico.

El mayor grupo de riesgo frente a la Salmonella son los niños pequeños y los ancianos, ya que la deshidratación que provoca la enfermedad puede llegar a ser grave.

La resistencia a los antimicrobianos es un problema de salud pública a nivel mundial. Y la Salmonella es uno de estos microorganismos entre los que han surgido algunos serotipos resistentes a los antimicrobianos que afectan a la cadena alimentaria.

¿En qué alimentos aparece la Salmonella?

Aunque también se puede transmitir por el medioambiente y por el contacto con animales, la Salmonella tiene su fuente más habitual de contagio a través del consumo de alimentos o agua contaminadas.

Como casi todo el mundo sabrá, entre los alimentos más relacionados con esta bacteria están los huevos y los productos a base de huevo crudo o poco cocinados, la carne cruda o poco cocinada —especialmente en el caso de aves de corral— y los productos lácteos no sometidos a tratamientos que eliminen la bacteria.

¿Quiere decir eso que es mejor no probarlos? No, tampoco. Solo que hay que seguir ciertas recomendaciones.

Recomendaciones frente a la salmonela

Las recomendaciones para hacer frente al contagio de la salmonelosis por vía alimentaria son, en gran medida, de sentido común:

• Mantener un alto grado de higiene al manipular alimentos, especialmente después de ir al baño o estar en contacto con alimentos crudos, basuras, o en definitiva cosas sucias.
• Cocinar a 70^o —temperatura que elimina la bacteria— durante al menos dos minutos todo alimento de origen animal.
• Consumir inmediatamente cualquier alimento con huevo poco cuajado.
• Mantener la comida ya preparada en un espacio refrigerado, apartada de alimentos crudos y envasada en un recipiente cerrado.

Salmonella … ¡en Netflix!

Ya para rematar y como forma de ilustrar el impacto que puede tener un brote de salmonelosis, vamos a acudir al catálogo de Netflix. Más en concreto, a Wild Wild County, el recomendable documental sobre una comuna hippie que se instaló en el desierto de Oregón en los años noventa y que, sin hacer spoilers, digamos que acabó como el rosario de la aurora.

Pues bien, en cierto momento de esta miniserie documental se ve cómo se infecta, a propósito, a 700 personas de un pueblo de Oregón con la bacteria de la Salmonella. Nadie fallece y las consecuencias no son extremadamente graves, pero todo se lleva a cabo para intentar que la población de dicho ayuntamiento no acuda a votar en las elecciones.

Conclusión

Así que ya sabes, si no quieres pasarte entre la cama y el baño tres días seguidos o sufrir incluso algún síntoma más grave, las normas son claras: cocina bien, lávate siempre las manos y los utensilios de cocina, y mantén la cadena de frío de forma óptima.

Hoy en día, la incidencia de Salmonella ha bajado considerablemente respecto a los datos oficiales de hace unos años, cuando aparecían resultados positivos en porcentajes elevados en las analíticas que realizaba la Administración Sanitaria en carnes de ave y derivados.

Pero las cifras actuales no deben llevarnos a una falsa sensación de seguridad. Es una bacteria que sigue estando y que sigue apareciendo de vez en cuando. Y las medidas ya conocidas que adoptemos para protegernos frente a ella, tienen que seguir siendo aplicadas como siempre. Es el camino más seguro para no sufrir consecuencias en nuestra salud.